
Por: Redacción Intertextual/ contacto@intertextualcr.com
Monseñor Rolando Álvarez Lugo, obispo de la Diócesis de Matagalpa, fue acusado este martes 13 de diciembre, por los delitos de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas, según una nota de prensa emitida por el Poder Judicial, controlado por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
La información señala que la acusación la presentó el Ministerio Público, en los Juzgados de Distrito Penal de Audiencias de Managua y que fue admitida por cumplir con los requisitos procesales.
También se detalla que en la misma causa fue acusado el sacerdote Uriel Antonio Vallejos, quien a finales de agosto se vio obligado a irse al exilio, debido a la persecución policíal y el temor a ser encarcelado por la dictadura.
Antes de irse al exilio, el sacerdote Vallejos estaba a cargo de la Iglesia Divina Misericordia del municipio de Sébaco del departamento de Matagalpa.
A la vez era director del canal y la radio católica de Sébaco, los cuales fueron clausurados el primero de agosto por el Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor), bajo el argumento de que no contaban con autorización para operar.
La jueza además de admitir la denuncia en contra de ambos religiosos, también giro un oficio a Interpol, para lograr su captura.
Cabe destacar que Monseñor Álvarez, fue secuestrado por la policía la madrugada del 19 de agosto durante un violento allanamiento que realizaron en la Curia Episcopal de Matagalpa.
Junto con monseñor Álvarez, también fueron capturados y trasladados a las celdas de Auxilio Judicial Nacional, conocidas como El Nuevo Chipote; cuatro sacerdotes, dos seminaristas y el camarógrafo de la Curia Episcopal de Matagalpa, quienes fueron acusados el 21 de septiembre por los delitos antes mencionados.
Como se recordará la policía los obligó a permanecer encerrados en.la Curia Episcopal, durante 16 días hasta que decidieron ingresar al templo para aprhesarlos y trasladarlos a Managua y supuestamente desde esa fecha, monseñor Álvarez se encontraba en casa de sus padres en Managua, pero totalmente incomunicado.