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Keyla Herrera después de un año de lucha nos dice: “Ya no tengo cáncer”

Por: Redacción Intertextual/ contacto@intertextualcr.com
Después de exactamente un año nos volvemos a reencontrar con Keyla Herrera, de República Dominicana a través de una Video llamada. Su cabello ha crecido, y en algunas fotos ya se peina hasta con trenzas. Esta vez al hablar con ella se le quiebra su voz, pero no es de tristeza, es de felicidad porque ha vencido al monstruo que la había apartado de su hogar y que la hacía vivir días de dolor creyendo que “iba a morir” y que sus hijos quedarían sin su madre, ese era su mayor temor.

Keyla a vencido el cáncer de mama, su vida ha vuelto a la normalidad, esa enfermedad ahora solo es un testimonio de vida.
Queriendo escribir una historia el año pasado para el 19 de octubre, efeméride para hacer campaña de sensibilización y recordar la lucha en el mundo para prevenir, detectar y tratar el cáncer de mamá pedí me agregaran a un grupo en Facebook de mujeres todas diagnosticadas con cáncer donde cuentan sus historias y se animan unas a otras. Ahí vi a Keyla compartiendo fotos y su relato, vi una mujer fuerte, luciendo su cabeza sin cabello y vestida de color rosa. Inmediatamente me puse en contacto con ella, para conocer un poco de su vida y este proceso con su enfermedad.
Llegó el cáncer a mi vida
“Yo pensaba que a mí eso no me podía pasar” así estaba convencida Keyla un año atrás, porque apenas tenía 28 años. “Yo vivía mis días tranquila, el cáncer lo veía muy lejos de mí, pero llegó,” dice todavía en medio del asombro.

Keyla es madre de dos menores de edad con un matrimonio feliz, tiene una familia que la ama, es contadora publica, pero no ejerce su carrera. En todo el proceso de su enfermedad su familia ha estado presenté además de amistades y personas de la iglesia a la que pertenece.
Esta joven madre tenía uno de sus hijos recién nacido a quien tenía que amamantar, como rutina se tocaba los senos para estimularlos para que le bajara leche como alimento exclusivo para su tierno. Solo seis meses fue ese proceso de lactancia, cuando se detectó algo extraño en su seno. “Después de esos seis meses un día me estaba rascando el seno y ahí sentí el tumor, lo que yo nunca pensé.”
En la familia de Herrera nadie ha sido diagnosticado con cáncer y eso la extraño más.
Cuando fue a pasar consulta hasta el médico que la atendió se mostró escéptico de lo que estaba pasando, pero era real una biopsia mostró los resultados en etapa avanzada grado 3 en la joven.
El año pasado después de nuestra primera entrevista fue su cirugía, y estaba en procesos de quimioterapias, llevaba 11 de 16 quimioterapias un tratamiento bastante fuerte y agotador para ella y todas las mujeres que han pasado por eso. Pero para Keyla ese proceso era bastante positivo, su fe era mayor por sus ganas de vivir.
Después de las quimioterapias, le hicieron otros estudios para ver los resultados. “No fue agradable la noticia, porque me dijeron que el tumor en vez de reducirlo creció con la quimioterapia un 20%.”

Ella esperaba una buena noticia, salió desconsolada. Me revela que antes de recibir las quimioterapias una persona a quien le dice profeta que no la conocía mucho menos su estado de salud, le dijo: “El señor dice que tu estas sana de la cabeza hasta los pies.”
Para ella significó un mensaje que abrazo con mucha fe. “El señor (Dios) había restaurado mis fuerzas y así empecé las quimioterapias” recuerda. Al recibir los resultados en medio de su desconsuelo tuvo dudas y era normal, pero siguió adelante en oración e insistiendo “Dios me va a sanar”, manifiesta.
Me hicieron la Mastectomía
Un lunes recibe su diagnóstico del avance del cáncer y el viernes entró de emergencia a cirugía “me hicieron la Mastectomía en uno de los senos.”
Después de la cirugía se hizo la biopsia y nada salió comprometido Keyla esta sana, eso le dijeron de los resultados de un estudio a través de un escaneo de todo su cuerpo.
“Debo acostumbrarme a vivir con un solo seno (Solloza). Nosotros somos de bajos recursos, hay mujeres que se hacen la reconstrucción, pero yo no he podido,” dice, sin embargo, guarda la esperanza en un futuro poder reconstruir su seno.
Después de pasar por todo el suplicio que ha implicado esa enfermedad asegura, que no le importó haber perdió el cabello y su seno, ya que tiene fuerzas para afrontarlo, porque lo que más le importa “es la salud y ver crecer a mis hijos” expresa en medio de una suave sonrisa.
La primera vez que hable con Keyla me dijo que la noticia del diagnóstico con cáncer de mama fue terriblemente devastadora para ella y su familia, “creía que iba a morir” pensaba; pero tomó su fe en Dios como su mayor fortaleza, para curarse por sus hijos y además evitar que la miraran triste.
“La fortaleza que tengo ahora al principio no era así, fueron muchas lágrimas hubo noches que no dormía nada, como cuando uno tiene una pesadilla y quiere despertar así me pasaba varias noches. Una noche estaba llorando y los niños, aunque ellos no saben se acercaron el más grande me daba muchos besitos y me decía mami ya. Mis hijos han sido mi fortaleza, no puede fallarle a mis hijos, no les puedo faltar, tengo que estar ahí para verlos crecer, nadie los puede cuidar y los va a querer como yo los quiero,” expresa esta mamá.
Llegaron los resultados esperados
Cuando la doctora le dijo a Keyla que estaba sana, no lo podía creer, su espera llegó, comenta que su médica le había mandado la prueba por WhatsApp antes de la consulta con un mensaje que decía: “Esta todo bien, felicidades.” Su reacción era llorar y llorar de alegría y compartir el mensaje a todas las personas que habían estado en toda su lucha por conseguir su cura diciéndoles “ya no tengo cáncer.”

Fue a recibir la noticia personalmente donde su doctora acompañada de su esposo de quien dice “ha sido mi apoyo incondicional, en todo este proceso ha estado conmigo; las mismas frustraciones las ha vivido conmigo.” Ambos se abrazaron y lloraron al escuchar de la voz de la especialista la gran noticia. “Ese día fue increíble y he estado muy agradecida con Dios,” añade Keyla.
Durante más de un año estuvo en Moca su pueblo de origen donde su mamá y papá para hacerse su tratamiento, todos los lunes eran sus quimioterapias, solo miraba a su esposo los fines de semana.
Hoy esta madre valiente, que solo pensaba en estar bien por sus hijos, ya está en su hogar y curada “Estoy en casa de nuevo gracias a Dios, también tenía miedo de no volver más aquí (llora). Volver fue maravilloso,” dice conmovida.
La mujer joven vestida de color rosa el octubre de 2021, que cautivo con su postura fuerte decidió vivir el día a día tratando de no pensar en el futuro. Mientras se tomaba esas fotos que me llevó a conocerla, asegura que fue pensando en alertar a más mujeres “debo sacar algo positivo de esto, espero ayudar a otras mujeres que quizás igual que yo están muy ajenas a que el Cáncer pueda llegar a ellas”.
“El cáncer no mira estrato social, no mira edad, no mira color de piel, no mira nacionalidad, no mira nada,” recalca Keyla quien nos compartió su historia para ser fortaleza para otras mujeres que están viviendo este proceso.
De su Facebook el día de hoy 18 octubre 2022, rescato lo que escribió esta dominicana en el día Internacional Contra el Cáncer de mama.
Aprendí que el cáncer no es rosa, al contrario, si le pudiera poner un color sería gris o negro, no hay palabras para expresar lo que uno siente cuando le dicen que tiene cáncer, me hablaban de ser una guerrera y en mi interior decía no quiero ser una, no me interesa, creo que al final peleamos contra esto porque es lo que nos toca y no nos queda de otra.
Nadie habla de las noches amargas que uno vive, uno quisiera que todo sea un sueño y poder despertar, el cáncer es ese monstruo que ataca en silencio y ya cuando se deja ver quizás ya es demasiado tarde.
Entonces ¿Por qué es Rosa? Rosa es esa esperanza que no se pierde, es esa chispa que uno tiene por volver a vivir, por ver nuestros hijos crecer, por volver a soñar, Rosa es cuando aprendemos a valorar lo bonito de la vida y esas cosas que no tienen precio, cómo la salud o acostarte y levantarte sin ninguna preocupación en la cabeza, Rosa es la fuerza que Dios me dio, la promesa de que voy a vivir y contra esto no hay cáncer qué pueda.