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Mayda Patricia Mendieta García: la mujer que aprendió a convivir entre serpientes


Por: Lesber Quintero/ contacto@intertextualcr.com

Con sólo verlas, provocan  pánico  y más aún, sin quien se  encuentra  con ellas es  mujer o alguien que padece de ofidiofobia. Sin embargo la capitalina, Mayda Patricia Mendieta García, lleva más de 15  años conviviendo con  serpientes de diferentes especies y tamaños.


Cuenta que un proyecto familiar,  dedicado a la crianza, reproducción y comercialización de animales exóticos, la hizo  entrar en contacto con  boas. falso coral,  chatilla,  coralillo falso, mica entre otras.

En el zoocriadero ubicado en la finca "Buenos Aires", del municipio La Concepción, del departamento de Masaya, Mendieta cuida a  estas especies como si fuesen sus hijos.


No sólo las acaricia y alimenta. También hay  ocasiones  en las que "las baño y cuando una hembra  pare, mi esposo me dice te nacieron tantos bebés" relató Mendieta mientras sonreía.


Explicó que el zoocriadero  fue promovido por el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena),  en la década de 1990  y que inició con las ranas ojos rojos.


"Posteriormente fue creciendo  y se incluyó  otras especies de ranas  de zonas lluviosas de Nicaragua como la flecha azul y roja, la de  cristal y las camufles  verde con negro y crema con café ", explicó.


Con los años incluyeron pequeños mamíferos como ardillas, zarigúeyas  y reptiles entre los que figuran las serpientes. Mendieta relató que actualmente tienen 18 especies y que el proyecto además de ser una fuente de ingreso familiar les ha permitido apreciar  la naturaleza y la fauna.


"Dios es tan sabio y  maravilloso que hace todo perfecto, pero  por falta de conocimiento se   pone   prejuicios  tal y como sucede con las serpientes", acotó.


Pero según Mendieta a medida que la persona va conociendo las características de cada especie, las  cuida,  manipula y respeta sus espacios,  aprende a convivir con ellas y  a la vez se conoce  la importacia que tienen  en el ecosistema y entre ellas mencionó el control de plagas.


Explicó que antes de emprender el proyecto, los trabajadores de  la finca mataban  a las serpientes cuando las  encontraban,  pero que ahora   protegen hasta las  venenosas,  como la coral.


La bejuquilla, conocida también como chocoya por su color, también recorre la finca con toda tranquilidad y hasta llega al zoocriadero. "Nosotros   agarramos   a las chocoyas cuando se acercan al área donde alimentamos  a las del zoocriadero y tras apreciar su belleza  las liberamos en otro sector de la finca, pero siempre vienen", afirmó.


Asegura que al igual que el ser humano, las serpientes cambian de temperamento y que sólo cuando se ven en peligro, atacan en señal de  defensa . "Cuando se sienten inseguras uno no debe  molestarlas  ni  tocarlas y hay que respetarles su espacio en ese momento,  pero hay ocasiones en las que no se sienten estrezadas y se dejan tocar como cuando  están  en celo por ejemplo", explicó.


En cambio si las hembras están en  gestación o  con sus crías,  se comportan como fieras, por lo que asegura que es importante saber cuando manipularlas. Agregó que a su esposo hasta lo identifican cuando va ingresando a la propiedad en la camioneta porque  a diario está en contacto con ellas y saben quien les da de comer.


En el zoocriadero, las serpientes son alimentadas con ratones blancos y pintos y las crías una vez que crecen son exportadas a países asiáticos, europeos y Norteamérica. Según Mendieta,  las especies son comercializadas a tiendas de mascotas y zoológicos y asegura que el principal mercado es Japón y China.

En el zoocriadero las más dóciles, son las de  la especie chatilla,  cuyo nombre científico es Loxocemus Bicolor.


"La chatilla es una maravilla, se agarra en cualquier momento.  Es lo más dócil que existe  y su  color tornasol es precioso y en exhibiciónes es la serpiente que más manipulo, es muy linda y  no agrede" afirmó.


Al final detalló que como parte de los compromisos adquiridos con Marena, un porcentaje de todas las especies son liberadas, pero asegura que algunas  serpientes regresan al lugar en busca de alimento y luego se vuelven a internar en los bosques de la finca.

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