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Venezolano sobreviviente de accidente en Estelí: "Le gritábamos no les des duro, que llevas exceso"

Por: Redacción Intertextual/ contacto@intertextualcr.com
Jesús Cortés de 41 años, originario del estado de Zulia en Venezuela pensó que lo peor del viaje que había iniciado junto a su familia hacía ya 20 días, con destino a los Estados Unidos, había pasado.
Lo más difícil, según pensaba, fue atravesar la selva colombo panameña (El Darien), durante seis días, con el riesgo de ser devorado por un animal o de quedar atrapados por los suampos. Así se lo decía su esposa, Dalia Soler de 37, quien viajaba con él y sus dos hijos, uno de 16 y una pequeña de 13.
Sin embargo, todo cambio al llegar a Nicaragua.
Recuerda que salieron de Managua a eso de las tres de la tarde con destino a Jalapa y que todo iba bien aunque el bus iba cargado.
El bus llevaba, según cuenta, 98 pasajeros. El viaja en los asientos de atrás con su hijo, y del otro lado iba su esposa con la niña. Asegura que pagó 7 dólares por el pasaje del bus, aunque le estaban cobrando 18 por cada persona, pero que finalmente se lo rebajaron.

Este hombre, que gran parte de su vida en Venezuela la trabajó como conductor de vehículos jamás sospechó que una mala maniobra y el exceso de velocidad, acabarían con una de las personas a quien más ama: Dalia, su esposa.
Recuerda que una hora antes de la tragedia, el bus se paró en un sitio, que el conductor se tomó una gaseosa, y que a partir de ahí, empezó a conducir con mucha velocidad.
"Le gritamos: no le des tan duro que llevas exceso de gente, pero el hombre no hizo caso" relata este hombre entre lágrimas, via telefónica desde la embajada de Venezuela en Managua donde se encuentran haciendo las gestiones para la repatriación del cuerpo de su esposa, que fue la única de su familia que falleció en este trágico accidente.
De ese día, recuerda que el bus se dio como tres vueltas. Que el abrazó a su hijo como pudo y que cuando tuvo conciencia se vio fuera, con la cabeza partida y con golpes en diferentes partes del cuerpo.
Le alegró ver a su hijo vivo, aunque también estaba golpeado en uno de sus hombros y entonces sospechó lo peor. "A como pudo cogí un palo o algo de hierro y rompió los vidrios de las ventanas en busca de mi hija y de mi mujer.

Encontré a la niña prensada en el amasijo de hierros y madera, pero en el caso de mi esposa estaba muerta", recuerda entre lágrimas Jesús. Dice que gritó de dolor, tal y como lo hicieron los otros que habían quedado prensado en esa bestia de metal.
Ahora, con la resignación de haber perdido a su esposa y con la idea de continuar el viaje, suplica a las autoridades nicaragüenses que cremen a su esposa, y que se las entreguen para poder llevársela consigo.
"Ella tiene que llegar hasta el final con nosotros" expresa este venezolano que salió de su país en busca de una vida mejor y que en el camino le han quitado una parte de esa vida.
En este fatal accidente de transito perdieron la vida al menos 16 personas, según datos oficiales.