Por: Redacción Intertextual/ contacto@intertextualcr.com
Martha Candelaria Rivas Hernández de 44 años, quien supuestamente es la víctima de las agresiones físicas que la fiscalía le imputó al párroco de la iglesia Jesús de Nazareno de la ciudad de Nandaime, Manuel Salvador García Rodríguez, fue declarada culpable este 8 de julio por el supuesto delito de falso testimonio y este medio conoció de la condena de 5 años de cárcel en su contra.
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Rivas Hernández, quien habita en el municipio de Diriá, Granada con sus dos hijos; un menor de once y una adolescente de 15 años, pasó de víctima a procesada, el pasado 17 de junio cuando negó ante una jueza haber sido agredida físicamente por el sacerdote, tal y como señaló la fiscalía en la acusación que impulsó contra el párroco.
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La versión la brindó en un anticipo de pruebas en el que la fiscalía esperaba que Rivas Hernández, confirmara que la noche del pasado de mayo el sacerdote la había golpeado en el rostro, cuando se encontraban frente al portón principal de la iglesia.
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Rivas Hernández, también negó que entre ella y el sacerdote existiera una relación de pareja como indica la fiscalía y aclaró que tampoco presentó denuncia contra el párroco, porque el golpe lo recibió de manera accidental, cuando el cura retiraba con su mano izquierda el candado del portón e hizo un movimiento hacia atrás.
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El relato de Rivas Hernández cayó como un balde de agua fría para la fiscalía y en represalia la acusaron por el delito de falso testimonio, ya que aseguran que ella se retractó de las declaraciones que brindó inicialmente el 2 de junio, aunque en el juicio no se presentó ninguna prueba de esa supuesta declaración, más que la versión de tres policías.
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Sin embargo pese a contradicciones de los mismos testigos de la fiscalía y falta de evidencia, la jueza María Zapata Morales, del juzgado Segundo Local Penal de Granada la declaró culpable y argumentó que fue evidente que pretendía ocultar el hecho.
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Tras ser declarada culpable la fiscal Annye Rodríguez, solicitó una pena de 5 años de cárcel para Rivas Hernández y el abogado defensor pidió tres. Luego de escuchar las peticiones de ambas partes la jueza manifestó que dictará la sentencia condenatoria en el término de ley correspondiente.
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En este juicio la fiscalía presentó como testigos claves a tres oficiales de la policía, siendo uno de ellos Juan Carlos Jiménez, quien llegó a decir que recibió la denuncia presentada contra Rivas Hernández el 17 de junio.
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También compareció el oficial Silverio Sandino Calero, quien realizó la denuncia aunque ni siquiera estuvo presente en la audiencia de anticipo de pruebas. En sus declaraciones dijo que conoció del caso por el acta de la audiencia de anticipo de pruebas y porque entrevistó a la teniente de la policía Gabriela Suyén Urbina, que fue otra de las testigos.
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Esta dijo que el 2 de junio recibió la denuncia contra el párroco y que quien la presentó fue Humberto José Sánchez López de 44 años, ex esposo de Rivas Hernández.
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La oficial refirió que el denunciante se había enterado de los hechos por medio de su hija de 15 años y que el día de los hechos Rivas Hernández más bien brindó datos falsos, por lo que se contradice con la supuesta declaración inicial.
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En el juicio el mismo perito del Instituto de Medicina Legal de Managua, Ronald López Aguilar dijo que el 3 de junio (Tres días después del hecho) , Rivas Hernández, les relató que el golpe que recibió en la cara había sido accidental y que tampoco tenía relaciones sexuales con el sacerdote.
La versión la dio durante una valoración que le realizaron para determinar su estado de salud física y mental.
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En el juicio la psicóloga forense Lucía Calvo Gutiérrez, afirmó que en una valoración que le realizó el 2 de junio a la adolescente de 15 años, ésta manifestó que tenía 5 meses de no ver a su papá y que tampoco tenía confianza con él, pero la fiscalía señaló que la quinceañera fue quien relató lo sucedido a su padre, pero éste dijo en el juicio que enfrentó el párroco que se enteró cuando su hija narró los hechos ante la policía.