“Si en un momento es posible regresar a Nicaragua con las garantías sociales y ciudadanas que nos merecemos como nicaragüenses no puedo llegar siendo la misma persona que se fue, estoy tomando clases de portugués, de canto, talleres de composición.” Nos comparte Olguita Acuña artista nicaragüense
A la distancia sigues una voz potente, llegas y te encuentras con un mensaje corporal que te relaja y te anima a seguir luchando por la causa del pueblo de Nicaragua en él exilió, ese es el objetivo espontáneo de Olguita Acuña, una artista nicaragüense que cada que está en el escenario y enciende el micrófono la piel del oyente se eriza cuando de forma artística, las denuncian, historias, mensaje de justicia y democracia se interpretan en su voz.
Desde el año 2018, Acuña tuvo que buscar refugio en Costa Rica. Intertextual hacía meses tuvo la oportunidad de entrevistarla donde presentó en primicias la Canción “la falda” de su primer sencillo y queremos retomar su historia de resiliencia en la que enfrentó su exilio acompañada de su arma mortal su voz y su fiel ukelele.
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Acuña, estudio Relaciones Internacionales en la Universidad Americana, no tenía ningún interés de involucrarse en la política, y siempre ha sido amante de la música. Con un tanto de decepción refiere que conocía de la doctrina del sandinismo mediante la influencia de familiares y añade “Yo te puedo decir que cargo con la culpa de haberle creído a Ortega.”
En realidad, no es nuevo el comentario de Acuña, es lo que muchas personas dicen, en medio de su descontento por toda la crisis sociopolítica que ha surgido a raíz del abril de 2018.
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La joven menciona que salió a manifestarse a las calles y que al inicio en las marchas los unió la afectación económica que se avecinaba en Nicaragua.“ El 2018 yo mire, la mayoría de la gente que salió a las calles el 2018 no fue tanto por política sino por que nos tocaron el bolsillo, con esto de subir los impuesto yo dije: _ya están pasando encima de todo el mundo con todo el descaro, yo tengo que salir a la calle”.
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Los dos primeros días 18 y 19 de abril de 2018 salió a las protestas, puso ver a las “turbas sandinistas golpear a los manifestantes” y disparar contra ellos rememora, “volví a salir y fue la primera vez que tuve que correr por mi vida por que empezaron a dispararnos miembros de la policía y ahí fue cuando dije ya estoy aquí no puedo salir tengo un deber moral casi espiritual con el resto de las personas que están en esta misma desconformidad con el desgobierno”.
Persecución y exilio de Olguita
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Olga Acuña por su participación en las marchas, tomar las redes como otra oportunidad de protesta, comienza a ser amenazada su vida, en la casa de su madre ponen pintas donde le dicen “traidora”, el hostigamiento se hace frecuente y su madre está preocupada. ¡Debe salir del país y refugiarse en Costa Rica!.
Pero no es fácil. La joven opositora no tenia planes, lo que la hace recomendar a quien decida salir de su país sea de donde sea “hacer un plan” por qué te encuentras en un lugar desconocido, advierte.
En el éxodo que le toco vivir fueron nueve meses para conseguir un permiso laboral, mientras tanto tenia que sobrevivir explica “a partí de la necesidad yo dije: bueno cantemos, empecé a cantar y tome la música como necesidad para buscar algo que me diera un ingreso y poder comer y cuando me vi en esta plataforma con gente que quería escucharme, dije Ok, puedo contarles que esta pasando en mi país y por qué estoy aquí”, explica la artista.
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En Costa Rica en el 2018, había desconocimiento de la situación en Nicaragua, “creían que todo estaba normal.” Olga se subía al escenario de los lugares donde cantaba, mandando un mensaje y la gente no entendía. “Había cualquier forma de asesinato, encarcelamiento, presos políticos que a la fecha lo siguen habiendo… Ahí nació mi responsabilidad con utilizar la música, nuestra música para poder decirle a la gente lo que estamos pasando, esto es lo que está sucediendo y contra esto estamos protestando”.
No puedo llegar siendo la misma
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Olguita es ahora exiliada, artista, compositora y feminista, advierte que es “difícil hacer todo a la vez”, más cuando se tiene un trabajo de tiempo completo, pero lucha constantemente para cuando llegue el día de su regreso a Nicaragua y lo hace formándose en lo que le gusta. “Si en un momento es posible regresar a Nicaragua con las garantías sociales y ciudadanas que nos merecemos como nicaragüenses no puedo llegar siendo la misma persona que se fue, estoy tomando clases de portugués, de canto, talleres de composición”.
Los obstáculos en el exilio, cómo los sobrellevo
“Antes de venir a Costa Rica ya tenia trastornos ansiosos depresivos que vinieron a agravarse lejos de mis fármacos, mis terapias. Aquí me vi solo sin mi familia, sin trabajo, sin mis propiedades, sin una garantía de nada… Al ver que también no tenía acceso a un trabajo con todas las garantías, más de una persona intento estafarme con trabajo de traductora que no fue pagado al final… cuando ya pude rentar donde vivir me deprimí, sentí xenofobia” fueron los momentos difíciles que describe la entrevistada, que le ocasionaron mucha depresión.
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En la mochila que llevo a su exilio en Costa Rica, llevaba sus angustias, temores, y recuerdo y le acompaña su fiel ukelele, “los pocos acordes” que conoce le ayudaron a pasar los días y meses entre cuatro paredes y sacar fuerzas de salir de la depresión por su familia, asegura “Salí adelante de esa depresión por tu familia. No hay nada más triste que ver llorar a tu madre, nuestro sueño es enorgullecer a la madre …Yo no quería que mi madre sintiera todo lo que yo estaba sufriendo … Si ella nos ven triste, ellas se ponen peor”, recomienda Acuña.
Fue criada por su mama y abuela, a quienes considera dos robles y tenía que ser como ellas “dije yo tengo que mostrar esa fortaleza ante estas adversidades.” Por su familia se sobrepuso, además que contaba con amistades que estaban pendiente de ella y encontró solidaridad en su refugio.
Recuerda que en su cuarto cantaba Dale una Luz del Dúo Guardabarranco, menciona que lloraba un poco o se, acongojaba con canciones como “Me fui” de Reymar Perdomo. De esta manera empezó a usar las redes compartiendo estas canciones y se dio cuenta que habían más personas pasando lo mismo que ella, “y ahí fue cuando empecé a conectar también por que miraba evidentemente no soy la única personas que esta deprimida, que esta exiliada, que esta refugiada y que está recibiendo cualquier tipo de maltrato y que también a través de la música a través de la historia podemos encontrar otra fuente de esperanza porque no hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo aguante”, sonríe y toma aliento.
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De esa experiencia de compartir canciones y sentimientos, recomienda buscar apoyo, algo que le ayudo estando afuera “debes encontrar el apoyo en otras personas que entiendan por lo que estas pasando, puede ser con otros nicaragüenses, crear redes, entre los mismos departamentos, porque entre todos nos echamos las manos para crear nuevos proyectos,” puntualizó.
La voz fuerte y entonada de Olguita Acuña se escucha en las ferias pinoleras que realizan personas exiliadas políticas en Costa Rica.
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Recientemente el 09 de enero, también estuvo presente interpretando varias canciones en una actividad organizada de La Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, una protesta pacífica ante la toma de posesión de la nueva Asamblea Legislativa de Nicaragua, y el de Daniel Ortega como reelecto presidente del país el lunes 10 de enero, luego de “triunfar” en un proceso electoral catalogado como ilegítimo por parte de la comunidad internacional. El evento contó con varias presentaciones artísticas nicaragüenses, y las demandas de grupos de la oposición.
